Simón, el Zelote, uno de los apenas conocidos seguidores llamado Cananista o Zelote, vivió en Galilea. La tradición dice que fue crucificado.
En dos lugares en la Versión Reina-Valera 1960 es llamado Cananista (Mateo 10:4; Marcos 3:18). Sin embargo en otros dos lugares es llamado Simón Zelote (Lucas 6:15; Hechos 1:13).
El Nuevo Testamento nos dice prácticamente nada sobre él personalmente excepto que dice que era un Zelote. Los zelotes eran nacionalistas judíos fanáticos quienes tuvieron desatención heroica por el sufrimiento envuelto y la lucha por lo que ellos consideraron como la pureza de su fe. Los zelotes fueron enloquecidos con el odio por los romanos. Fue este odio por Roma lo que destruyó la ciudad de Jerusalén. Josefo dice que los zelotes fueron personas imprudentes, celosos en buenas prácticas y extravagantes e imprudentes en las peores clases de acciones.
Desde su entorno, vemos que Simón fue un nacionalista fanático, un hombre devoto a la Ley, un hombre con un odio amargo por cualquier persona que se atreviera a comprometerse con Roma. Aún así, Simón claramente sobresalió como un hombre de fe. Abandonó todos sus odios por la fe que mostró hacia su Maestro y el amor que estuvo dispuesto a compartir con el resto de los discípulos y especialmente con Mateo, el cobrador de impuestos romano.
Simón el Zelote, el hombre que una vez pudo haber matado por lealtad a Israel, llegó a ser el hombre que vio que la voluntad de Dios no tiene servicio forzado. La tradición dice que murió como un mártir. Su símbolo apostólico es un pez sobre una Biblia, lo cual indica que fue un pescador que llegó a ser un pescador de hombres mediante la predicación.